Es una realidad: los desechos eléctricos y electrónicos se están convirtiendo en un problema insostenible para el mundo. Si bien el medioambiente es el principal afectado, nuestra salud también está en juego, ¡y ni hablar de los sectores vulnerables de la población como niños y mujeres embarazadas!
De acuerdo a datos reunidos por la Organización Mundial de la Salud, en 2019 se generaron alrededor de 53,6 millones de desechos tecnológicos a nivel global, pero no es todo; de la cifra ya mencionada, solo un 17,4 % se recogió y recicló.
Como esta, existen otras cifras alarmantes, sin embargo, a lo largo del blog nos ocuparemos de abordar los puntos principales sobre cómo funciona el reciclaje de los residuos ya especificados.
Proceso de clasificación y separación
Los desechos electrónicos, también conocidos como “e-waste”, primero se deben someter a la clasificación de los componentes que los integran, pues este tipo de dispositivos se fabrican con diferentes materiales, por ejemplo, el vidrio, metal y el plástico. Durante dicha etapa, se selecciona todo aquello que puede ser reutilizado en otros productos o reciclado para crear nuevos.
El éxito del procedimiento depende, en gran medida, de un desmontaje y separación apropiados, ya que de ello depende que los componentes tengan una segunda vida; por otro lado, es obligatorio que se dispongan de instalaciones especializadas, así como de un personal profesional que garantice las mejores prácticas.
Otro aspecto a resaltar, es que no siempre será posible rescatar tal o cual material debido a que algunos desechos liberan sustancias tóxicas que ponen en riesgo la salud de los involucrados. Es crucial que se tomen todas las medidas precautorias necesarias para resguardar la integridad de la gente que trabaja con e-waste e implementar prácticas cada vez más seguras y amigables para todos.
¿Cómo dañan al medioambiente?
Los desechos (normales y tecnológicos) no desaparecen mágicamente después de que los depositamos en un contenedor de basura, en realidad, ese solo es el principio del largo recorrido al que se enfrentan y del cual no todos somos conscientes. Luego de que la e-waste es simplemente dejada en alguna parte o es quemada, empieza a liberar contaminantes dañinos en aire, el suelo, y si la tiene cerca, el agua.
Es incorrecto incluir en tu basura diaria un teléfono que ya no funciona como si se tratara de un envoltorio de chocolate; hay contenedores de basura de 1100 litros en los que puedes depositarlos para que se encarguen de él. No dudes de que encontrarás más de uno en tu localidad, solo asegúrate de que estén destinados a dicho fin.
Recuerda que nosotros no somos los únicos afectados a causa de los desperdicios, los ecosistemas que nos rodean también: fauna, plantas, la comunidad entera. La consciencia sobre este tema es urgente, por desgracia, no es algo de lo cual se hable demasiado, aunque es hora de que eso cambie, pues el problema crece y crece, igual que la producción y el consumo desmedido e irresponsable de productos de tecnología.
El lado positivo: reutilización y reciclaje
¡No todo está perdido! Si tienes por ahí alguna tablet o computadora que ya no uses o se encuentre descompuesta, no la des por muerta. La posibilidad de reacondicionamiento y reparación es latente en las manos correctas; si el diagnóstico continúa siendo severo, los materiales aún tendrán la esperanza de disfrutar de nuevos días de gloria en otros dispositivos.
¿Conoces las consecuencias medioambientales detrás de la fabricación de un celular? Es válido que nos interese estar a la par de las últimas tendencias, pero si nuestro teléfono aún es funcional, lo recomendable es continuar usándolo para no incrementar la cantidad de desechos tecnológicos con los que estamos saturando al mundo.
En sí, el reciclaje no solo permite que haya un menor número de e-waste, también es una oportunidad para recuperar metales como el oro, la plata y el cobre, materiales que, de no recolectarse, se perderían por completo.
¿Qué pasa con las normativas ambientales?
La responsabilidad de los desechos tecnológicos no tiene por qué recaer únicamente en los usuarios: las empresas y los gobiernos igualmente deben ser protagonistas de la historia. Por un lado, depende de las autoridades la creación y fortalecimiento de leyes y normas ambientales de acuerdo a los problemas que es necesario resolver, mientras que las compañías tienen el papel de atender a estas mismas y ser sancionadas en caso de incumplimiento.
Y, en lugar de que ambos se consideren enemigos el uno del otro, lo ideal es que dé pie a un trabajo colaborativo, una búsqueda de soluciones sostenibles que aborde el conflicto de la e-waste desde la concientización, hasta la implementación de métodos innovadores en los que se vea reflejado un interés real de compromiso.
En el ámbito nacional, los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) están contemplados en la legislación y la normativa, así como en la Ley General para el Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) y en la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos (LGPGIR) que, a su vez, son parte de las Normas Oficiales Mexicanas (NOM’s).
Conclusiones
Los desechos tecnológicos nos perjudican a todos, lo importante es que nos mantengamos informados y busquemos la forma de aportar un granito de arena, dentro de nuestra disposición y posibilidades, claro está, para que el problema no siga creciendo.
Si empresas, gobiernos y usuarios unen fuerzas, el desafío será menor y superado poco a poco, de tal manera que el futuro no sea visto con miedo, sino con esperanza.
En Econtenedores diseñamos contenedores de basura de 1100 litros prácticos para la recolección de residuos orgánicos, inorgánicos, no reciclables, papel, vidrio, PET y residuos peligrosos biológico-infecciosos (RPBI), al igual que reciclajes existentes. No dudes en elegirnos y nos haremos cargo de la e-waste de una comunidad, compañía o industria.